La leche de vaca, uno de los alimentos de origen animal más consumidos tradicionalmente, y también más promocionados y recomendados, está viviendo en los últimos años una pérdida de popularidad. Mientras que unos nutricionistas la defienden firmemente, otros recomiendan que no se tome más allá de los primeros meses de vida.
Explicamos las ventajas y desventajas de tomar este alimento, así como los casos en los que su consumo puede ser más perjudicial. Finalmente proponemos algunas alternativas saludables para las personas que no puedan tomarla.
La calidad de la leche
Antes de entrar a señalar las virtudes de la leche de vaca, es importante destacar que nos referimos a sus cualidades como leche fresca de calidad, la que procede de vacas que no han sido hormonadas ni medicalizadas, que se han alimentado de pasto libremente, que la leche no ha sido pasteurizada, etc. En definitiva, a la leche que se consumía hace unas décadas o, en su defecto, a la que hoy en día procede de granjas ecológicas.
Desaconsejamos totalmente la leche comercializada como producto excesivamente adulterado, procesado y pasteurizado.
Beneficios
La leche es un producto natural y tradicional, consumido desde la antigüedad. Tiene un alto valor nutritivo y es uno de los alimentos más completos. Contiene:
- Proteínas
- Grasas
- Hidratos de carbono
- Vitaminas
- Minerales
Aporta nutrientes imprescindibles en las etapas de desarrollo.
Desventajas
Hay muchos nutricionistas que desaconsejan su consumo más allá de los primeros meses de vida, debido a que nuestro cuerpo perdería la enzima lactasa, la cual nos permite digerir correctamente la lactosa. Hay otros que aseguran que nuestro cuerpo sólo está preparado para asimilar la leche materna, y no la de otros animales. Según esta teoría, gran parte de la población sería intolerante a la lactosa sin saberlo, ya que el consumo continuado de leche durante años provocaría que el cuerpo ya no mostrara signos evidentes de esta intolerancia.
La mejor manera de comprobarlo es dejar de tomar leche durante un mes y después reintroducirla en nuestra dieta. Si entonces notamos alguna reacción (acidez, diarrea, gases, eczemas, dolores en las articulaciones, etc.) deberíamos tratar de evitarla.
- A pesar de ser un alimento muy completo, carece de fibra, hierro y vitamina C.
- Puede causar irritación y acidez gástrica en personas que no toleren bien la lactosa.
- En enfermedades inflamatorias como la artritis puede ocasionar más inflamación, debido a los complejos antígeno-anticuerpo que genera y que se pueden acumular en las articulaciones.
- Las personas con anemia ferropénica no deberían consumirla, ya que además de no contener hierro, puede dificultar la asimilación del hierro que contienen otros alimentos.
- Su contenido en grasas saturadas y caseína pueden aumentar los niveles de colesterol y agravar enfermedades coronorias.
- Hay estudios realizados según los cuales la leche aumenta el riesgo a padecer cáncer de próstata, ovarios y linfomas. De hecho, una persona diagnosticada de cáncer debería prescindir de este alimento durante su tratamiento.
Cuándo no es recomendable
- Intolerancia o alergia a la lactosa: en este caso podemos conseguir productos lácteos sin lactosa, que venden específicamente algunas marcas, o bien probar si toleramos mejor los yogures o quesos, o bien la leche de cabra y de oveja, que contienen menos lactosa.
- Enfermedades de la piel: los dermatólogos suelen recomendar evitar la leche a aquellas personas que sufren recurrentemente problemas de piel. También podemos hacer la prueba si ése es nuestro caso.
- Exceso de mucosidad: las enfermedades causadas por un exceso de mucosidad, como la sinusitis, o aquellas personas que sienten la presencia de flemas en la garganta habitualmente, deben saber que la leche puede ser la causante.
- Diarreas: si una persona sufre diarreas habitualmente, sin causa aparente, y llevando una buena alimentación, debería intentar descartar la leche.
- Acidez gástrica: aunque la leche se recomienda como remedio antiácido, por ser un alimento alcalino, posteriormente hace un efecto rebote y a la larga puede empeorar los estados de hiperacidez.
Las bebidas vegetales
Para aquellas personas que no pueden beber leche de origen animal recomendamos sustituirla por alguna bebida vegetal. Las hay de muchos tipos y sabores, y todas ellas son muy saludables. Recomendamos especialmente las de:
- Almendra: muy nutritiva
- Avena: energética y relajante
- Arroz: digestiva y suave
- Avellana: nutritiva y deliciosa
También podemos usarlas en la cocina, sustituyendo a la leche de vaca en recetas como bizcochos, bechamel, carbonara, natillas, etc.
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